En la actualidad, cuando alguien construye una casa, o simplemente reforma la que ya tiene, muestra gran interés y presta especial atención a la zona de la cocina. Es una tendencia que se ha ido viendo durante los últimos años en las empresas de construcción y decoración, y resulta curioso ya que se supone una habitación práctica, con una función específica que debe equiparse para que se realice con eficacia y la mayor rapidez posible.
Sin embargo, la cocina se ha convertido en el alma del hogar, ocupando el lugar que antes ocupaba el salón. Ahora, es en torno a una isla donde se reúne la pareja o la familia, al menos una vez al día, y donde todos siente ese calor anhelado rodeado de nuestros seres queridos. ¿Y cómo ha pasado esto? Bueno, hay quien dice que es a causa de nuestro estilo de vida, que nos permite hacer cada vez menos vida familiar en casa; y los momentos de ingerir alimentos, incluso el ritual de cocinarlos, es lo que ahora conocemos como rutina de hogar.
Así que las parejas se centran mucho en construir la cocina de sus sueños, siempre adaptándolas a sus gustos y preferencias. A mí, personalmente, ver a mi mujer preparando la comida me pone muy cachondo, y se que ella es convierte en una perra caliente cuando el que lo hace soy yo. No me avergüenza reconocer que los videos xxx de internet me han hecho más de una vez que grabo porno casero con mi parienta, que no es porque yo lo diga, pero es una madurita bastante maciza y de buen ver. Y qué coño, está más buena que el pan, y aunque así no fuera, es el morbo de la situación el que hace que mi mente calenturienta se imagine toda una escena erótica. De todas formas, ya he visto a muchas actrices maduras, lindas amas de casa, que son asaltadas por sus maridos en cuanto llegan a casa, echándoles polvos increíbles sobre la mesa o la encimera de la cocina.
Sabiendo esto, mi mujer me ha hecho de vez en cuando algún numerito porno, esperándome entre fogones sólo con un delantal puesto, o contándome con voz de calentorra que me está preparando las comidas más afrodisíacas. Gracias a eso, puedo decir que nuestra vida sexual es estupenda; puede que no la mejor del mundo, pero sin duda la más divertida, puesto que nunca nos aburrimos. Y eso ya es todo un hito, porque entre mis colegas casados, muchos hablan de lo poco que follan ahora que han pasado por el altar.
Porque, por otro lado, ¿cuántas veces hacen el amor los casados? O mejor dicho, ¿cuántas veces se considera que deben hacerlo? Ya que la sexualidad en la pareja es algo íntimo, este número, si es que existe, debe ser relativo. Y eso sin contar que prefiramos la calidad sobre la cantidad, por supuesto. Por eso no hay manera de ponerse de acuerdo, aunque por lo general, los tíos usamos eso de «comernos una y contar veinte». Las mujeres… bueno, todavía sienten cierto pudor al hablar de sexo marital, por desgracia a veces incluso con el marido. Pocas son las que se quejan de pocas veces, o de malas veces, aunque muchas lo piensen. En realidad, dejan esto a juicio del marido, al menos la gran mayoría, según me cuentan.
Pero para mí no hay pocas cosas más sexy que un ama de casa haciendo una rica comida para su marido, y no precisamente porque sea su marido: sino porque quiere hacer algo por el hombre que la pone caliente, sabiendo que será recompensada con su gratitud, y con sexo del bueno. El rol de la casada provocadora no pasará nunca de moda, estoy seguro.
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