A las 18:00 horas visita al
dentista (pospuesta 2, 3 ó 4 veces por otros tantos ataques de pánico… no lo
supero!!) He llegado sudando frío. Según han dicho mi nombre me ha entrado un
temblor de piernas que según avanzaba yo hacia el cadalso, la enfermera me miraba y he leído su
pensamiento: “señora, que para venir a
estos sitios es conveniente no abusar del licor de hierbas”. Como yo sabía
a lo que venía, en la anterior visita le pedí al cirujano que me aplicara
anestesia y a la opción de inducirme relajación mediante nitroso, le pedí si podía
ser ración doble, me dijo que sencilla y que fuera valiente. El tal nitroso hizo
su efecto relajante a través de una pequeña mascarilla nasal sujetada y bien sujetada (son estándar y
claro yo no tengo ni mucha nariz ni
grande…la justa ) cuando me preguntaron si estaba cómoda solo atiné a decir. “si
como Hannibal Lecter, cuando recibía visitas con la máscara, así estoy” Pasado
todo el proceso, que no relataré para no
hacerte sufrir, pregunto al doctor cuáles son las recomendaciones a seguir y me
ha dicho que las normales con cuidado: No
escupir (jo…er, yo de normal no escupo, no sé por quién me habrá tomado), cepillar con cuidado, sobre todo en esa
parte (como que voy a ser tonta…) lo peor ha venido cuando la enfermera me
dice que tengo que volver a casa con una bolsa de hielo en la mejilla para que
no se inflame. “ Cóooomo?? Mira que voy
en bus y ya bastante tengo con llevar el rimmel corrido, que más que del
dentista parece que vengo de Kosovo” Lo
siento, pero es así y cuando llegue a casa ponga una bolsa de guisantes
congelados en una toalla y siga el mismo procedimiento. (Por ahí no paso,
que la bolsa de guisantes no me conjunta ¡para nada!) “Pues tendrás que darme, por
todos los favores, otra bolsita de estas porque yo no tengo congelados en casa”.
En la misma parte del bolso guardé la bolsita de hielo y la vergüenza mientras
subía al bus. Percibí a través del rabillo del ojo ( aunque el rimmel no me
permitía hacerlo correctamente tampoco me atrevía a hacerlo de frente) como algunos me miraban de reojo, sobre todo las
mujeres y más si eran jóvenes. Una insistió con tres o cuatro miradas de las de siquieresteacompañoadenunciar y no me
quedó más remedio que separar la bolsa para que viera que estaba ilesa,
sonreírle y señalando con el dedo decir: den-tis-ta… la chica noto un alivio
que se hizo visible por mí y por medio bus. Menos mal que antes, a la hora de
la comida, siguiendo las instrucciones de Aisha Kandisha y con alguna variación, me
había preparado psicológicamente con:
SALMÓN AHUMADO, QUESO Y PUERRO EN HOJALDRE
Ingredientes:
1 sobre de salmón ahumado (100
grs)
1 puerro mediano.
1 caja de queso crema (250 gr)
2 cs de aove.
Unas ramitas de cilantro picadas
1 huevo batido (para pincelar)
Un poco de azúcar.
Unas semillas de ajonjolí
(sésamo).
Elaboración:
Ponemos a pochar el puerro muy,
muy picado en una sartén con el aove. Fuera del fuego añadimos el salmón
picadito, el queso crema y el cilantro picado. Removemos bien para que nos
quede una mezcla lo más homogénea posible. Reservamos.
Colocamos la plancha de hojaldre
y la marcamos, en cada cuadradito colocamos un poco (como una cucharada) de
nuestra crema de queso, puerro, cilantro y salmón. Los bordes los repasamos con un poquito de
agua (para que nos pegue bien y no se salga el contenido) Colocamos encima la
otra plancha de hojaldre y recortamos. Pintamos con el huevo batido y
espolvoreamos con azúcar y semillas de ajonjolí (sésamo) nuestros bocaditos.
Disculpa, pero me ha salido el punto cursi y
he sacado mi cortapastas con forma de pececillo.
Ponemos el papel de hornear en la
bandeja, colocamos los bocaditos encima, metemos la bandeja en el horno,
bajamos a 180º la temperatura y cocemos unos 15 minutos. Hasta que estén dorados
(no quemados).
![]() |
Por fuera... |
![]() |
... Por dentro |