Aquella mañana de domingo, vestida,
perfumada y bien peinada, como si fuera en busca de novio o a Misa Mayor en
la Catedral, Manuela cruzó el portón de
madera y salió al vapor de la calle. Su proa apuntaba hacia la casa de su amiga
Irene, porque necesitaba comunicar sus sueños truncados y todas sus
ensoñaciones y elucubraciones a cerca de lo que pensaba sería su futuro más
próximo y además llenar un poco su estómago, y no conocía en el mundo mejores
oídos que los de su amiga Irene y mejor magia gastronómica que la de doña
Prudencia, capaz de transformar a golpes de imaginación la simplicidad de los
productos hasta llegar a convertirlos en
auténticos regalos para cualquiera de los sentidos. A pesar del calor,
encontró la plaza de Los Encantes abarrotada de gentes: mientras unos vendían
las cosas más inimaginables, otros compraban o soñaban comprar; mientras unos
expulsaban por cada poro de su piel el último sudor haciendo footing, otros sonreían, frescos, detrás
de sus cervezas bien heladas; mientras estos salían de la iglesia, aquellos
tomaban un trago en el bar y se desahogaban maldiciendo en voz alta… un
indigente pedía limosna en las escaleras de esa iglesia, poca era la
generosidad de tanto devoto y reza
rosarios como salía por la puerta. Un
negro, fuerte y con gafas de sol vendía collares de todos los tipos y colores.
Un pintor, al cual le faltaba una pierna, intentaba plasmar en su lienzo la
esquina de la plaza y la calle de La Esperanza… En medio de aquel vértigo
Manuela trató de ubicarse a sí misma y no lo consiguió. Por fin llegó a casa de
Irene, donde su madre, doña Prudencia, había preparado:
Ingredientes:
Carne picada (½ pechuga de pollo).
1 cebolleta.
2 c.s de aove.
¼ de mango (muy picado).
Unas hojas de cilantro.
PanKo (o pan rallado).
Aceite de girasol para freír (cantidad suficiente).
Ali-oli 12 c.s (mejor si es casero).
1 c.c de pasta de frambuesa.
Unas gotas de tabasco (opcional y al gusto.
2 c.s de salsa (escurrida) de tomatillo verde (salsa
mejicana, de venta en grandes superficies).
Elaboración:
Coquetas de Yuca:
Pelamos y cocemos la yuca troceada en agua con sal.
Una vez cocida, la hacemos puré (mejor con un tenedor), y reservamos.
Una vez cocida, la hacemos puré (mejor con un tenedor), y reservamos.
Tomamos una porción de yuca en la palma de la mano (como una
cucharada sopera con copete) y le hacemos un hueco en el medio donde depositamos una pequeña porción de
nuestro relleno. Cerramos nuestra
bola-bolita de yuca bien, que no pierda el contenido.
Seguimos hasta rematar el puré de yuca y el relleno.
Una vez formadas todas las bolas-bolitas las pasamos por pan
rallado o panko y las freímos en aceite caliente hasta que estén doraditas.
Servimos calientes
acompañadas de nuestras salsas, una no pica y la otra si.
Si las bolas se nos “secan” un poco, podemos humedecerlas ligeramente
con un poquitín de agua, antes de pasarlas por el pan rallado.
Salsas:
Alioli de Frambuesa:
6 c.s de alioli casero.
1 c.c de pasta de frambuesa.
Mezclar el alioli y la pasta de frambuesa muy, muy bien que
queden perfectamente integrados.
Alioli de Tomatillo Verde:
6 c.s de alioli casero.