Desde que Juan se trasladó de su
pueblo a aquella pequeña capital de provincias habían pasado muchos y largos
años marcados por la nostalgia, los mismos que le tomó llegar a aclimatarse a
los ruidos exultante de una ciudad que se erguía sobre la algarabía. Muy pronto
había descubierto que allí todo se trataba y resolvía a gritos, todo rechinaba
por el óxido y la humedad, los perros ladraban con o sin motivo, los coches
avanzaban entre ronquidos de motores y largos bocinazos de claxon, mientras los
vendedores se anunciaban con un pito,
una campana, una trompeta, una armónica o un simple alarido. La juventud y su
trabajo le llevaron hasta una ciudad en la que, para colmo de males, el reloj
de la plaza donde vivía anunciaba todas y cada una de las horas a golpe de
repique de campana, y donde siempre, siempre, en épocas de bonanza y en
momentos de aprieto, alguien oía música y, además, la cantaba. En este mundo de
ruidos, pronto comprendió Juan que lo más peligroso solía venir precedido por
el silencio. En esa pequeña y ruidosa ciudad conoció la felicidad y comprobó
que era un estado frágil, a veces instantáneo, un chispazo. Pero si se tiene
suerte puede ser duradero. Juan tuvo esa
suerte. En la época en que se hacen los amigos de toda la vida, encontró esos
amigos, los que siempre están presentes aunque estén ausentes. Y desde que conoció
a Sara fue, en los asuntos principales de la vida, un hombre feliz. Por años,
incluso, consiguió enterrar sus dolores del pasado y vivir mirando hacia
adelante, sólo hacia adelante. Lo jodido fue que un día, cuando menos lo
esperaba, hasta esos dolores que creía vencidos salieron de sus fosas y le
tocaron el hombro. Entonces, todo se fue a la mierda, incluida la felicidad, y
recuperarla después no fue nada fácil. Aunque si posible, en otra ruidosa
ciudad lejos del reloj de la plaza donde vivía.
Desde Chihuahua:
TARTA DE TOMATE VERDE
Ingredientes:
1 ½ Taza de azúcar.
3 c.s de tapioca.
2 c.s de nueces picadas.
½ c.c de cáscara de naranja rallada (cuidado con lo blanco)
Pizca de sal.
250 grs de masa quebrada.
Elaboración:
Precalentar el horno a 220º
Se mezclan bien los ingredientes, menos la masa.
Se forra el molde de tarta con la masa quebrada, se rellena
con la mezcla
y se mete al horno hasta que se doren las orillas de la tarta y
ligeramente el centro.
Porqué será que dicen que el color de la esperanza es el verde?
Absolutamente apetecible y más después de leer este fantástico relato, nunca defraudas Sonsoles :)
ResponderEliminarUn abrazo muyyyy cariñoso!!!!
Te he echado de menos, mis domingos no son lo mismo sin tus preciosos relatos ¡hermosa!
ResponderEliminarPor cierto estos tomates ¿son de los normales? O sea, de los que tienen que madurar y ponerse rojos, o por el contrario es alguna variedad que se come verde. Es que los he visto en Viajar, y me intriga bastante su sabor.
Besos Sonsoles, espero con impaciencia cada uno de tus relatos. Que pases una feliz tarde.
Una receta muy rica , besitos
ResponderEliminarMenuda historia nos cuentas, y no es para menos sorprendente esta tarta, que bien te ha quedado, tiene que estar de cine, ese corte se ve increible....Bess
ResponderEliminarQué rica la tarta y qué
ResponderEliminarbonita usando el tomate verde. Es para tenerla en cuenta.
Un beso.
¡¡Hola Sonsoles!! ¡¡Cuánto me alegra volver a saber de ti, aunque esta vez la ausencia ha sido de dos domingos, se me ha hecho más largo!! Y también me ha alegrado leer un relato con esperanza a pesar de las desgracias cotidianas de la vida. No sé si será posible, pero siempre hay que intentarlo.
ResponderEliminarMe gusta tu tarta de hoy, (bueno, qué no me gusta de lo que haces), porque me recuerda a una tarta que hacíamos en casa, era una tatin de tomates verdes y estaba buena (ya casi no la recuerdo), y me ha hecho gracia verla en otra versión distinta, pero parecida en algunos aspectos.
Hoy con tu relato y tu receta, sí que me ha parecido un domingo como los de siempre. Besitos y disfruta siempre, donde estés.
Vaya, que dura historia nos traes hoy sobre los golpes de la vida... Me voy a quedar con tu tarta, me encantan los tomates verdes.
ResponderEliminarVaya historia nos traes hoy, siempre interesante. La tarta se ve estupenda con esos tomates tan verdes.
ResponderEliminarBesos
Cocinando con Montse
Sonsoles, como siempre una maravilla. La receta tiene un aspecto inmejorable, y el relato es sumamente evocador, me ha encantado. Un beso muy fuerte :)
ResponderEliminarHola Sonsoles, la tarta se ve maravillosa, no imaginaba una tarta dulce y de tomates aunque últimamente su mermelada está de moda... Debe estar muy rica, una tentación.
ResponderEliminarQué fragil es la felicidad, solo hace falta un instante para que se desvanezca, por eso hay que aprovechar el tiempo feliz y vivirlo plenamente. Besos.
Sonsoles tu historia preciosa, con tristezas y alegrías como la vida misma.
ResponderEliminarLa tarta salada espectacular, y es corte me encanta.
Besinos
El toque de Belén
Hola Sonsoles, bonito relato, nunca nos debe faltar la esperanza, sin ella qué haríamos, la vida no tendría sentido. Ciertamente, la vida está llena de momentos felices que hay que aprovechar para que su recuerdo nos saque una sonrisa en los momentos difíciles que no son pocos. Los tomates verdes me encantan y me recuerdan la película"Tomates verdes fritos" que me encanta y me gusta volver a ver de vez en cuando. Un relato y una tarta para disfrutar, mil besos preciosa!!
ResponderEliminarHola guapísima !!!
ResponderEliminarVerde me tienes a mí, pero de envidia ¿desde Chihuahua? que no paras niña jajaja
Bueno, sabiendo que el tomate forma parte de mi vida diaria y que en casa creen que tengo adicción por él, comprenderás que esta tarta me viene al pelo, no dudes que tengo que hacerla, no se cuando pero caerá.
Y si, a Juan al igual que a todos en la vida, algunas veces los dolores te tocan el hombro, pero hay que seguir adelante. Como siempre, me dejas con ganas de más.
Besotes gordos mi niña,feliz semana.
¡Genial! Si ya me miraban raro en el supermercado cuando pedía un par de tomates verdes, ahora cuando demande un kilo, me van a tomar por pirada, pero les remitiré a tu blog... Ah ¿la tapioca se puede sustituir por otra cosa?
ResponderEliminarVen pronto, en la KDD de las costuritas te echamos de menos. Moitos biquiños.
Sonsoles cielo, siempre es un placer leerte, aquí me tienes con el café de la mañana enganchada a tu relato y con ganas de más.
ResponderEliminarHas tocado tres puntos importantes en la vida de una persona, el amor, la amistad y el pasado, todo eso es lo que nos hace ser como somos.
Y como soy muy egoísta haz el favor de guardar esa tarta que se la van a comer y yo la quiero, menuda pinta.
Un besazo
Hola!! Cuánto me ha gustado ver esta tarta, su aspecto es delicioso aunque no me hago mucha idea de su sabor ¡bueno eso es la excusa para probarla, jiji! y mientras se hornea volver a leer tu relato, de lo bueno hay que repetir)
ResponderEliminarBesos
Que buena pinta tiene tu tarta, no se me hubiese ocurrido con tomates verdes! tu historia como siempre de las que enganchan! un beso
ResponderEliminarHola Sonsoles. Estás un poco desaparecida, espero que te encuentres perfectamente.
ResponderEliminarUna tarta que me ha llamado mucho la atención por lo de utilizar tomates verdes jj. Cuando compro tomates y me intentan colar alguno un tanto verde les digo que lo cambien jj y tú al contrario, cuanto más verdes mejor.
no obstante, viendo el aspecto de esta tarta estoy convencido de que el color no importa ya que tiene que estar de rechupete. Una delicia.
Que tengas un estupendo fin de semana.
Un abrazo.
Holaa Sonsoles!!!! Qué tal te va todo????
ResponderEliminarEspero que o estés de vacaciones o tomándote un descanso.
Se te echa de menos!!!
Un abrazo muyyyyyy cariñoso!!!